BiciMad. Arrancada de caballo...

No habíamos opinado hasta ahora acerca de este servicio puesto en marcha por el anterior Ayuntamiento, primero porque andábamos a otras cosas y segundo porque no teníamos claro cuáles eran los planteamientos finales de este servicio. Un año después, superados los problemas informáticos iniciales y con un buen nº de estaciones instaladas parece perfilarse el uso que los ciudadanos van haciendo del servicio y su potencial futuro. 
Lo primero que conviene aclarar es que el uso de las bicicletas está limitado a partir de 14 años de edad, tal y como especifican en el apartado de preguntas frecuentes de su web. Igualmente, para usuarios de 14 a 16 hace falta registrarse a través de un adulto. Esta circunstancia hace evidente que el enfoque del servicio no es solucionar los problemas de movilidad ciclista de la ciudad facilitando el paso del coche a la bicicleta, sino más bien dar una alternativa a un tipo de usuario joven, sin hijos y que antes solía moverse en transporte público. La reducción de horarios por la noche, la frecuencia y el precio del trasporte público es buena parte del éxito de este sistema de "bici pública".
Tema principal aparte, vamos a ver una serie de consideraciones que como cilcistas urbanos, mecánicos de bicis y ciudadanos hemos venido observado durante este año de bici pública de Madrid - BiciMad.


Lo primero que llama la atención es que BiciMad ocupa mucho espacio, proporcionalmente mucho más que una estación de metro o Cercanías. En Pta. del Sol se ha cometido el error de montar dos estaciones juntas cuando lo práctico hubiera sido dividirlas en 4 estaciones más discretas que no crearan una barrera física ni estética para peatones y turistas. Esta macro estación se ha colocado, además, en el futuro carril bici que enlazará la calle Alcalá con el Palacio de Oriente, en el supuesto de que alguien del Ayuntamiento se tome algún día en serio la movilidad ciclista en Madrid....
El problema se agrava cuando la linea de bicicletas se continúa con el aparcamiento de motos/bicis privadas. Es el caso de la Pza. de Sto. Domingo, aquí los peatones se ven obligados a caminar por el lado de la calzada hasta encontrar un hueco para acceder a la acera. 
Si la desproporción en este tipo de plazas es evidente, en calles más pequeñas ya es agobiante.
Es el caso de la calle Santa Isabel, donde la estación bloquea el acceso y el abastecimiento de tres fincas consecutivas en las que además de parking de motos se había sumado hasta hace muy poco un andamio. ¿De verdad el Ayuntamiento no preveía este tipo de circunstancias al conceder la licencia para este tipo de estaciones? ¿No tuvieron suficiente rechazo en su día con las marquesinas publicitarias que fueron denunciadas con toda la razón? ¿No entienden que este tipo de actuaciones vuelven a poner a la opinión pública en contra de las bicicletas?


Este tipo de criterio, adueñarse de lo ajeno, es el que parece seguir una parte de los usuarios del servicio que de manera más o menos "creativa" han decidido tunear las bicicletas.
Vaya por delante que las bicis nos encantan, son cómodas, rápidas y no se merecen el trato que están recibiendo. Paradójicamente, su gran virtud, la asistencia eléctrica, es en este caso y al mismo tiempo su mayor defecto. Por un lado la bici tira mucho y es la razón por la que se desenvuelven bien por la calzada. Pero por otro lado, una vez más, es la bici la que se adapta a la velocidad de los coches y no al revés como sería deseable en una ciudad con futuro.
Además, el sistema eléctrico hace que la bici pese mucho, 23 Kgrs. concretamente, y aunque evidentemente no se han pensado para eso, circular con ellas sin batería o montarlas en el tren o metro para darles un uso combinado es prácticamente imposible.
Por último, el capitulo mantenimiento de este tipo de bicis se complica excesivamente. Mientras que la garantía de una bicicleta es de 2 años o de por vida para según qué componentes, en el tema eléctrico se ve reducida a 1 año o incluso 6 meses según que piezas. 
En este sentido, aparte del vandalismo que existe, después de un año de servicio se aprecia una evidente falta de mantenimiento. Como era de esperar, el principal problema de una flota de más de 1.500 bicis eléctricas no era montarlas, era mantenerlas. En ese sentido hemos podido comprobar que muchas de las bicis que aparentan estar disponibles en realidad no lo están.
   
 
Por último, queremos hacer hincapié en el tema ecológico que se supone debería prevalecer en este tipo de servicio. Moverse en bici es normalmente más ecológico que hacerlo en coche, pero hacerlo en bici eléctrica cuando no se garantiza que su fuente energética es renovable no se puede considerar "ecológico". Igual que el Estado debería garantizar al consumidor su derecho de elegir su fuente energética, el Ayuntamiento debería garantizar que estas bicis se cargan con energía renovable 100%.
Igualmente, y por las razones que sea, en BiciMad se da la circunstancia de que algunas estaciones se quedan vacías. Si de verdad la empresa se considera ecológica el acarreo de bicis de una base a otra debería hacerse con vehículos ecológicos. 



Resumiendo:

Aunque cualquier propuesta encaminada a mejorar la movilidad ciclista de Madrid es bienvenida por nuestra parte, no creemos que la articulación de ésta a través de un monopolio privado que restringe el uso a un determinado sector de ciudadanos (curiosamente los que más y mejor montan en bici) pueda tener futuro. Creemos que a la larga el sistema va a salir caro y no va a conseguir que un nº significativo de usuarios del coche se pase a la bicicleta.
Nuestra propuesta alternativa es la de siempre, la que ha funcionado en tantas ciudades hasta ahora y la que a la larga sale más barata, la creación de una red de carriles bici básica donde ciclistas de todas las edades puedan moverse libremente y con seguridad a cualquier hora del día y de la noche, en cualquier condición meteorológica y sin necesidad de una tarjeta de crédito. Lo demás: Uso masivo de la bicicleta, educación, concienciación, etc. viene intrínseco al carril :-)  

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